May 22, 2007

Nosotros los Pobres


-"Pues si tú no quieres, Yo sí me voy!"-. Y tomando unas cuantas cosas incluidos sus tres retoños, se dispuso a partir hacia un nuevo destino, el que sería su nuevo hogar, un terreno vacío, en medio de la nada. Él no tuvo más remedio que seguirla. La desición ya estaba tomada.


Aquel paisaje no era del todo pintorezco; estaba oscuro, solitario, silencioso. -"Qué triste, se oye la lluvia.. en los techos de cartón... Que lejos, pasa la esperanza, en las casas de carton..."- Así sonaba una canción en un radio de baterías a falta de electricidad. Y es que era muy acorde escucharla, sobre todo en las noches frias y de lluvia intensa, en donde se podía oír cada gota caer; en donde ellas mismas hacian de las suyas y lograban colarse hasta la mollera de alguien. A veces no se sabía si llovía más adentro que afuera. El ir a clases representaba un gran martirio en ésas situaciones. Kilos y más kilos de lodo pegados a los zapatos por caminar hasta donde el pesero pasaba, quedaba muy lejos la escuela, pero no habían más opciónes.


Tampoco había puerta, solo una cortina aferrada a proteger la intimidad de la familia, del mundo exterior. Era necesario racionar cuidadosamente el agua, a veces la pipa que surtía 2 barriles tardaba mucho en pasar y a veces no era muy limpia que digamos. Hubo muchas noches estrelladas, aquellas son inolvidables, donde acostados en la tierra, se podian contemplar con mucha claridad las constelaciones. -"¡Mira la Osa Mayor!"-, -"¡Aquella es Orión!", -"No mensa, es un avión"; -Le decía a mi hermana la mayor.


Con el tiempo se iba poblando el lugar, se podían ver más casitas, la mayoría construidas con el mismo material. El tren que pasaba cada tercer dia se escuchaba como si estuviera al lado, con facilidad se contaban los vagones, a veces era muy largo, a veces no. Los recursos tambien habian incrementado, ya no era necesario iluminar la casa con velas, ahora había una lámpara de gas y lo mejor: una televisión que funcionaba con la bateria del carro!. La calle por fin tenía nombre: 'Honduras', le quedaba como anillo al dedo,efectivamente tenia onduras por aquí y onduras por allá. Años después se modificó el nombre, la razon?, quien sabe!; así como tambien llegó la electricidad despues de largos años de vivir a las sombras. Fué en un 12 de octubre, dia de la raza; aniversario de la colonia.


A través de todo este tiempo hemos vivido muchos cambios, creo que para bien, de no haber tomado mi madre aquella decisión quien sabe dónde andaríamos ahorita; dá orgullo decirlo, nunca fué vergonzoso vivir en aquellas condiciones, porque no había para más. Y es que ahorita mi casa está al revés debido a las mejoras que se le estan poniendo: piso nuevo, cambios en la cocina, pintura, próximamente herrería y lo que falta aún falta. Son cambios que nuestra casa los tiene bien merecidos.